lunes, 2 de mayo de 2011

El mundo nunca es suficiente 1999

Tras la muerte del magnate británico del petróleo Sir Robert King en un atentado en el cuartel general del MI6, su hija Elektra hereda su billonaria fortuna en yacimientos petrolíferos en el mar Caspio. El agente 007, sintiéndose culpable de la muerte de su padre, se convierte en su guardaespaldas. Su fortuna atraerá la atención de la prensa internacional y también de su asesino, Renard, un hombre con una bala alojada en el cerebro que le impide sentir dolor físico y cuya única obsesión es la venganza.
Tras dos Bond más que considerables, sobre todo el primero, Brosnan volvió a su tercera aventura como Bond, que contra todo pronóstico (era de las aventuras más esperadas) se tornó como su aventura más floja, y una de las peores entregas a mi gusto.

Brosnan sigue siendo lo mejor de sus filmes como Bond y esta vez el detalle de la canción se logra subsanar con una de Carbage. También Sophie Marceau es de lo mejor de la película y su química con Brosnan considerable.

Pero ahora viene lo peor, que es justo el 50% de la película: su ritmo, la mayoría de sus escenas de acción son sorprendentemente pobres, y eso que se gastaron mucho dinero y se nota (tan sólo destaco tres: la escapada de Bond del inicio de la oficina del banquero, la del tiroteo en la galería subterránea, esa la mejor y la del muelle del personaje interpretado por Robbie Coltrane), el prólogo se podría haber acabado con la eficiente salida de Bond del despacho del banquero, otro malo desaprovechado, que aún así no cae tan bajo como el anterior, y una lucha final que casi ni es lucha. Y sobre todo la peor chica Bond de la historia: Denise Richards.
La más floja de las aventuras protagonizada por Brosnan.

DIRECTOR Michael Apted
GUIÓN Neal Purvis, Robert Wade, Bruce Feirstein (Personaje: Ian Fleming)
MÚSICA David Arnold
FOTOGRAFÍA Adrian Biddle

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